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Los Mitos Fundacionales

del Estato de Israel


Por Roger Garaudy


Parte 1 I Parte 2 I Parte 3 I Parte 4 I Parte 5 I Parte 6 I Parte 7 I Parte 8

 

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arsenal represivo existente, tender a que la Ley penal desempeñe plenamente su papel de intimidación y represión (352).

El Tribunal de Nuremberg, ya lo hemos demostrado, merece, menos que ningún otro, poder sentar jurisprudencia.

Un año después, fue propuesta una enmienda, en vano, a la Ley, por el Sr. Toubon:

Se deroga el artículo 24 bis de la Ley de 29 de julio de 1881, sobre la Libertad de Prensa. Lo que anularía la represión propuesta por el Sr. Gayssot contra los historiadores revisionistas, y rehusaba poner la crítica histórica al mismo nivel que el racismo o la apología de Hitler.

He aquí cual era su argumento:

Cuando discutimos en 1990, sobre la base de una proposición de ley del grupo comunista, cuyo primer firmante era el Sr. Gayssot, rechacé y no era yo sólo el principio de aquel texto que consiste en fijar la verdad histórica por Ley en lugar de dejar que sea por la Historia.

Algunos objetan que si es la Historia la que hace la verdad no puede imponérsela la Ley. Algunas propuestas van demasiado lejos y no se puede permitir expresarlas. Pero esto es deslizarse insensiblemente hacia el delito político y hacia el delito de opinión.

El artículo 24 bis representa, desde mi punto de vista, un error muy grave político y jurídico. Constituye en realidad una Ley de circunstancias, y lo lamento mucho. Ha pasado un año. No hace ni un mes de los acontecimientos de Carpentras. No vamos a examinar un texto que la Conferencia de Presidentes había, lo recuerdo, inscrito en el orden del día, a toda prisa, cuarenta y ocho horas después de su entrada en la Cámara, y que fue discutido inmediatamente porque el Presidente de la Asamblea el Sr. Fabius había decidido personalmente su inclusión. Un año después, en frío, podemos, como lo acabo de hacer, examinar la validez de esta Ley, la validez de este delito de revisionismo previsto por el artículo 24 bis y concluir, con Simone Veil, que este delito es inoportuno (353).

Estará ciertamente, en adelante, prohibido a cualquier historiador poner en tela de juicio las conclusiones del Tribunal de Nuremberg cuyo Presidente americano había reconocido lealmente que se trataba del último acto de la Guerra y que no se atenía a las reglas jurídicas de los Tribunales ordinarios en materia de prueba ni de condena.

* * *

Siguiendo el curso de esta ley la declaración de Jacques Chirac, el domingo 16 de julio de 1995, marca un momento importante de nuestra Historia: el de la ruptura con la unidad de la Nación, en beneficio de la colusión de la renuncia: Cuando el Presidente de la República proclamó que la locura criminal del ocupante fue secundada por los franceses y por el Estado francés, comete un doble crimen contra Francia:

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* En primer lugar al referirse a Vichy como a un Estado francés, reconociéndole de esta forma una legitimidad.

* a continuación envileciendo al pueblo francés confundiéndole con los dirigentes claudicantes que servían al ocupante.

De esta manera se oficializaba la concepción sionista defendida por BernardHenri Lévy, en su libro: L'Idéologie française, donde escribe: Es toda la cultura francesa son nuestras más queridas tradiciones francesas las que, una por una, testimonian nuestra ancianidad en la abyección (354).

El corolario del asunto es que la ceremonia estaba presidida por el Gran Rabino de Francia, Sitruk, quien el día 8 de julio de 1990 declaraba en Israel, a Itzac Shamir: cada judío francés es un representante de Israel Estad seguro de que cada judío, en Francia es un defensor de lo que Vd. defiende (355).

Con tales propósitos, respecto a Shamir, que proponía su alianza con Hitler, tendría asignada mejor su plaza entre los penitentes que entre los presidentes.

Fue evidente que este envilecimiento del pueblo francés fuera saludado con entusiasmo por los dirigentes del C.R.I.F. (Consejo Representativo de las Instituciones judías en Francia) expresando su profunda satisfacción al ver reconocido finalmente, por la más alta Autoridad francesa, la continuidad del Estado francés entre 1940 y 1944.

La verguenza es que los dirigentes de todos los partidos franceses, en los órganos públicos, desde Le Figaro hasta L'Humanité hayan aprobado esta negación de Chirac. Es la negación de la tradición de unidad francesa y de la resistencia de todo un pueblo.

De Gaulle no consideró jamás a Vichy como un Estado. Hitler, decía, ha creado Vichy (356) y hablaba de los figurantes de Vichy (357).

He proclamado la ilegitimidad de un régimen que estaba a la entera discreción del enemigo (358). No existió un Gobierno propiamente francés (359).

Refiriéndose al acuerdo del 28 de marzo de 1940 con Inglaterra, por el que se excluía toda suspensión de Ejércitos separados (360), decía claramente: el organismo sito en Vichy, y que pretende llevar este nombre (Estado), es inconstitucional y sometido al invasor Este organismo no puede ser y no es en efecto más que un instrumento utilizado por los enemigos de Francia (361)

De Gaulle mantuvo esta actitud durante toda la Guerra. El 23 de septiembre de 1941, mediante el Decreto por el que creaba el Comité Nacional francés, proclamaba:

Vistos nuestros Decretos de 27 de octubre y 12 de noviembre de 1940, junto con nuestra Declaración Orgánica del 16 de noviembre de 1940;

Considerando que la situación resultante del estado de guerra continúa impidiendo toda reunión y cualquier expresión libre de la representación nacional;

Considerando que la Constitución y las Leyes de la República Francesa han sido y continúan siendo violadas sobre todo el territorio metropolitano y en el

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Imperio, tanto por la acción del enemigo como por la usurpación de las autoridades que colaboran con él;

Considerando que múltiples pruebas demuestran que la inmensa mayoría de la Nación francesa, lejos de aceptar un régimen impuesto por la violencia y la traición, ve en la Autoridad de la Francia Libre la expresión de sus sentimientos y su voluntad (362).

Desolidarizaba de esta forma al pueblo francés de la servidumbre de sus dirigentes.

La condena de Vichy, en la condena de sus dirigentes, desolidariza a Francia de una política que era de la renuncia nacional (363).

Al evocar el levantamiento del pueblo de París, escribe:

Nadie ignora, ni nuestros enemigos, ni nuestros amigos, que cuatro años de opresión no pudieron reducir el alma de la capital. Que la traición no era más que una escoria innoble en la superficie de un cuerpo que había permanecido sano, que las calles, las casas, las fábricas, los talleres, las oficinas, los obreros de París habían visto realizarse, al precio de fusilamientos, de torturas, de encarcelaciones los actos heroicos de la Resistencia (364).

Ni siquiera en los peores momentos, nuestro pueblo renunció jamás a sí mismo (365).

He aquí lo que Chirac, con unas pocas palabras, renegó para no perder el poder mediático de los dirigentes sionistas, y por ello mismo, el vasallaje con respecto a los Estados Unidos, presa del lobby sionista, que le hizo ya abandonar su oposición a Maastricht, ruina de Francia, y confirmar su sumisión a los dictados americanos del G.A.T.T. (rebautizado como Acuerdos lnternacionales sobre el Comercio) que destruirán las posibilidades de independencia y de renovación de Francia para el cambio radical de sus relaciones con el Tercer Mundo.

* * *

El sionismo ha agitado también el fantasma antisemita para hacer creer que existe una amenaza permanente contra Israel y la necesidad de acudir en su auxilio. Recientes provocaciones, destinadas a ocultar las exacciones de Israel, no faltan. El método es siempre el mismo. En el momento de las matanzas de Sabra y Chatila, el escritor Tahar Ben Jelloun escribía:

Hay coincidencias que, a fuerza de repetirse, acaban por llegar a tener un realce mayor. Ahora se sabe para que sirve un atentado antisemita en Europa y a quién beneficia el crimen: sirve para encubrir una masacre deliberada de poblaciones civiles palestinas o libanesas. Se puede constatar que estos atentados han precedido, seguido o coincidido con un baño de sangre en Beirut. Estas operaciones terroristas son montadas de tal manera y ejecutadas con tal perfección que han alcanzado directa o indirectamente el objetivo político perseguido: desviar la atención cada vez que la cuestión palestina adquiere un poco más de comprensión, incluso de simpatía. ¿No se trata de invertir sistemáticamente la situación para hacer de las víctimas verdugos y terroristas? Considerando a los palestinos como terroristas, se

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les expulsa de la Historia, y en consecuencia del derecho.

La matanza de la calle Rosiers, el 9 de agosto, ¿no precedió en algunas horas al diluvio de bombas que de todas clases se arrojaron sobre Beirut?

El asesinato de Bechir Gemayel ¿no fue seguido, dos horas más tarde, por la entrada en Beirut-oeste del Ejército israelí (lo que, al mismo tiempo, eclipsó la histórica visita de Yasser Arafat al Papa)?

La explosión del vehículo-bomba de la calle Cardinet, y el ametrallamiento, al día siguiente, delante de la sinagoga de Bruselas ¿no coincidieron con la matanza sin precedentes de los campos palestinos de Sabra y Chatila? (366).

Son precedentes históricos de los que deberíamos sacar lecciones: un esfuerzo sistemático para modelar a la opinión saturándola con una información de inspiración etnocéntrica, alimenta el antisemitismo.

En Berlín, el teatro, el periodismo, etc. era un asunto judío. El Berliner Tageblatt era el diario alemán más importante, y, tras él, el Vosiche Zeitung. El primero pertenecía a Mossé, el segundo a Ulstein, ambos judíos. El Director del Vorwartz, principal per1ódico social-demócrata, era judío. Cuando los alemanes acusaban a la prensa de ser judía, Judenpresse, era la pura verdad (367).

El más reciente ejemplo de este tipo de maniobras y su explotación mediática es el de Carpentras.

En mayo de 1990, en el cementerio judío de Carpentras, algunas tumbas fueron profanadas. El cadáver de uno de los muertos había sido empalado y llevado a otra tumba.

El Ministro del Interior, Pierre Joxe, declaraba de inmediato: No hay necesidad de investigación policial para saber quienes son los criminales, culpables de esta abominac1ón racista. Ahora bien, cinco años después, y a pesar del envío de decenas de investigadores, magistrados o policías, nadie puede hoy decir con certidumbre quienes son los culpables de esta infamia.

Todo lo que se sabe es que hubo una profanación del cementerio judío, que tuvo lugar un montaje, pues el cadáver del Sr. Germon, no había sido empalado como reconocieron los investigadores algunos días más tarde. Puede preguntarse ¿por qué?, ¿por quiénes?, ¿quién podía tener interés en este montaje para incrementar el horror del suceso y excitar con ello el odio de la opinión pública?

El método fue utilizado en Timisoara donde se sacaron de la morgue cadáveres para que las fotografías divulgadas por el mundo entero desencadenaran más indignación y odio contra las pretendidas matanzas masivas.

Jean Marie Domenach (antiguo Director de la revista Esprit) escribe en LeMonde el miércoles 31 de octubre de 1990 con el título Silencio sobre Carpentras: Hace ya casi seis meses que tuvo lugar la profanación del cementerio judío de Carpentras Seis meses más tarde no se sabe nada acerca de quienes son los criminales. Algo aún más inquietante: los medias escritos y visuales, que habían hecho de este abominable suceso un escándalo que lanzó a las calles a cientos de miles de manifestantes y empañó

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en el extranjero la reputación de Francia, no han intentado retomar el relevo de la investigación y se han callado. Ningún Parlamentario, ninguna autoridad moral o intelectual se atreve a interpelar al Gobierno. Carpentras parece haber entrado definitivamente en la leyenda negra de la Nación sin que se conozca a los culpables y sin que se sepa exactamente lo que ha pasado. Nadie puede, o no se atreve, decir todavía la verdad sobre Carpentras.

El extraño silencio sobre Carpentras, denunciado por Jean Marie Domenach, contrasta con el estrépito mediático de los primeros días. Durante la manifestación organizada el 24 de mayo de 1990, 80.000 personas según la policía, 200.000 según los organizadores, desfilaron por París. Las campanas de Notre Dame tañeron en su honor. En realidad, nadie sabía quienes eran los autores de la infamia de Carpentras. Entonces ¿Contra quién se manifestaban? Sólo la investigación habría podido decirlo y no lo había dicho.

Pero ¿a quién benefició ?

La cosa era evidente: la bandera de Israel se desplegaba en la cabeza de la manifestación.

Esta extraña Unión Nacional, en el curso de esta manifestación en la que Georges Marchais estrechaba ostensiblemente la mano de François Léotard, permitió lanzar un ataque global contra cualquiera que pusiera en duda los dogmas que colocan a Israel por encima de cualquier Ley Internacional. El gran rabino Sitruk, que pronunció la alocución definiendo el sentido de la manifestación, pudo gritar: No les dejaremos decir lo que quieran. Ni a los profesores "revisionistas" ni a los políticos irresponsables. Les daremos una lección (368).

La verdad sobre la profanación de Carpentras no ha sido aún establecida porque de todas las pistas sugeridas a los investigadores, una sola ha sido excluida, que no obstante parece la más verosímil.

¿Por qué guardaron silencio los que habrían podido ser los testigos más imprescindibles?

El portero de la sinagoga de Carpentras y tenedor de las llaves del cementerio, el Sr. Kouhana, que fue uno de los primeros en descubrir el cuerpo de Felix Germon, rehusó hablarnos: Incluso si Vd. hubiera sido el Comisario, he recibido la consigna de no decir nada. El Presidente del Consistorio le había prohibido manifestarse pues hubiera dicho cualquier cosa en la televisión justifica el doctor Freddy Haddad, también muy reticente a evocar la profanación, igual que el rabino Amar (369).

¿Por qué el rabino de Carpentras, a quien se le preguntaba si no se santificaría el lugar contestaba: ¡Esto, no es de mi incumbencia!, el Presidente del Consistorio: ¡Esto no tiene ninguna razón de ser! y el Alcalde: No me han preguntado nada (370).

¿Por qué ningún periódico francés ha recordado el precedente exactamente igual de una similar profanación que se había producido en el cementerio israelíta de Rishon Letzion, cerca de Tel-Aviv, durante la noche del 2 de marzo de 1984? El cuerpo de una mujer había sido desenterrado y arrojado fuera del cementerio judío.

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Acto bárbaro de antisemitismo proclamaron también las comunidades judías del mundo entero. Algunos días más tarde la policía israelí, tras las investigaciones, revelaba el verdadero sentido de esta abyección: el cadáver tan vergonzosamente tratado era el de la Sra. Teresa Engelowicz, esposa de un judío, pero de origen cristiano. Los integristas judíos consideraban su presencia en el cementerio judío como que mancillaba la pureza del lugar y el rabino de Rishon Letzion había reclamado ya su exhumación.

¿Por qué ningún periódico francés ha evocado este paralelismo? El Sr. Germon, cuyo cadáver fue también exhumado durante la noche y fue objeto del siniestro montaje del empalamiento, era, el también, culpable de haber contraído matrimonio con una cristiana y su cadáver fue llevado a una sepultura contigua, la de la Sra. Emma Ullma, culpable, a su vez, de haberse casado con un católico.

¿Por qué nadie ha recordado que Israel, para convencer que antes de Israel, Palestina era un desierto, cientos de aldeas han sido arrasadas con las máquinas bulldozer con sus casas, sus cercados, sus cementerios y sus tumbas? (371)

Al día siguiente de la Jornada de la democracia en la Universidad Hebrea de Jerusalén algunos estudiantes judíos formularon la verdadera cuestión:

¿Por qué no protestar cuando vosotros sabéis que la calle Agron de Jerusalén y el Hotel Hilton de Tel-Aviv fueron construidos sobre cementerios musulmanes destruidos? (372)

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3. El mito del milagro israelí: la financiación exterior de Israel

La fuerza del puño judío proviene del guante de acero americano
que le recubre, y de los dólares que le acolchan.
(Yeshayahou Leibowitz,
Judaïsme et Israël, p. 253)

En lo que respecta a las sumas entregadas por Alemania al Estado de Israel, dejo la palabra a quien fue el principal negociador del importe de las reparaciones, al Sr. Nahum Goldman, quien ha relatado el detalle en su Autobiografía que tan amigablemente me dedicó el 23 de abril de 1971, para agradecerme las misiones que había cumplido, dos años antes, acerca de Nasser, después de la Guerra de los Seis Días.

Al comienzo del año 1951, Israel entró por primera vez en escena dirigiendo a los cuatro Aliados dos notas en las que las reivindicaciones judías concernientes a las indemnizaciones por la nueva Alemania ascendían a la suma de un billón y medio de dólares de los cuales una mitad debería ser abonada por Alemania del Oeste y la otra por la Alemania del Este. Este total se basaba en el siguiente cálculo:

Israel había acogido a 500.000 judíos aproximadamente, y la reintegración económica de un fugitivo costaba alrededor de 3.000 dólares. Tras haber salvado a estas víctimas del nazismo, y tras haber asumido personalmente una enorme carga financiera, Israel se atribuía el derecho de imponer sus exigencias en nombre del pueblo judío aunque sin base legal, puesto que el Estado judío no existía durante el régimen nazi (373).

Fue en estas circunstancias cuando el Ministro israelí de Asuntos Exteriores se dirigió a mien el transcurso del verano de 1951 en mi condición de Presidente de la Jewish Agency para Palestina y me solicitó convocar una Conferencia a las grandes Organizaciones Judías de los Estados Unidos, de los países de la Commonwealth británica y de Francia, a fin de apoyar las reivindicaciones israelíes y encontrar un medio para hacerlas admitir (374).

Las negociaciones que contemplábamos deberían ser de una naturaleza muy particular. No tenían ningún fundamento jurídico (375).

Con mucho coraje y generosidad, el Canciller Federal había aceptado como base de discusión la suma de un billón de dólares pero yo sabía que un partido hostil a una suma tan gigantesca se había ya formado en el seno del Gobierno, entre los jefes de los partidos políticos en el mundo de la banca y de la industria. Me fue repetido desde diferentes lados que era inútil contar con sumas ni siquiera aproximadas.

En la primera fase de las negociaciones entre los alemanes y la delegación de la Claims Conference, se llegó a un acuerdo general respecto a las indemnizaciones y a la legislación que reglamentaría las perjuicios. Se remitió para una ulterior fase el problema de la reivindicación global que ascendía a la suma de 500 millones de marcos

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Tras largas conversaciones, esta parte de las entrevistas concluyó con el acuerdo de la delegación alemana que se comprometió a recomendarante el Gobierno una reivindicación israelí de 3 millones de marcos (un 25 % menos de lo que nosotros habíamos solicitado) (376).

Debí regresar de nuevo a Bonn el 3 de julio donde hice las siguientes concesiones el 10 % de 500 millones serían destinados a las víctimas no judías del nazismo y repartido por el propio Gobierno alemán (377).

los tratados deberían ser firmados el 10 de septiembre de 1952 en Luxemburgo, el Canciller representaría a Alemania, el Ministro de Asuntos Exteriores Moshé Sharett a Israel, y yo mismo a la Claims Conference (378).

Ias remesas alemanas han sido un factor decisivo en el desarrollo económico de Israel durante estos últimos años. No sé cual hubiera sido la suerte de Israel en algunos momentos críticos de su economía, si Alemania no hubiera cumplido sus compromisos Las vías férreas, los teléfonos, las instalaciones portuarias, los sistemas de riego, las ramas completas de la industria y de la agricultura no estarían en su estado actual sin las reparaciones alemanas. En fin, centenares de miles de víctimas judías del nazismo han recibido estos últimos años sumas importantes en base a la Ley de indemnización (379).

Cuando la mañana de mi llegada fui a la casa del Primer Ministro israelí David Ben Gurión, éste vino hacia mí con un aire solemne: tú y yo hemos tenido la suerte de vivir dos milagros, la creación del Estado de Israel y la firma del acuerdo con Alemania. Yo he sido responsable del primero y tu del segundo (380).

En otro de sus libros: The Jewish Paradox, Nahum Goldman no relata sólo sus negociaciones con Alemania, sino la manera con la que obtuvo también las reparaciones de Austria y del Canciller Raab. Le dijo al Canciller: ¡Ud. debe pagar las reparaciones a los judíos!

- -¡Pero si nosotros hemos sido víctimas de Alemania! dijo Raab.

A lo que respondió Goldman: En ese caso voy a alquilar la mayor sala cinematográfica de Viena, y, cada día, pasaré la película mostrando la entrada de las tropas alemanas y de Hitler, en Viena, en marzo de 1938.

Raab dijo entonces: ¡De acuerdo, tendréis vuestro dinero!

Era una suma por un importe de unos 30 millones de dólares. Un poco más tarde Goldman insistió: ¡Son necesarios 30 millones más!

- -Pero, dijo Raab, si estábamos de acuerdo en 30 millones.

-- ¡Ahora, debe dar más! dijo Goldman y los obtuvo. Volvió por tercera vez y obtuvo la misma suma.

Hubo otras dos fuentes de financiación de lo que algunos llamaron el milagro israelí en el plano económico, y también del gigantesco armamento (comprendido el nuclear) del Estado de Israel, que hace risible la imagen tan a menudo utilizada de un pequeño David con su honda enfrente del gigante Goliat. En las guerras actuales, la fuerza no se mide por la cantidad de soldados movilizados, sino por el equipamiento técnico del Ejército: el de Israel, gracias a los flujos financieros que

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han convergido para el país, dispone de una potencia infinitamente superior a la de todos los Estados árabes juntos.

Además de las reparaciones, Israel dispone de un aprovisionamiento prácticamente ilimitado, en armas y en dinero, procedente, esencialmente, de Estados Unidos, donde su lobby se ha mostrado particularmente eficaz; y también de las donaciones procedentes de la diáspora.

Pinhas Sapir, entonces Ministro de Hacienda de Israel, en Jerusalén, reveló, en 1967, en la Conferencia de los Multimillonarios Judíos (sic), que de 1949 a 1966, el Estado de Israel recibió 7 billones de dólares (381).

El Doctor Yaakov Herzog, Director General del Gabinete del Primer Ministro israelí, definió, de esta manera, el fin de estas reuniones: Examinar cómo atraer las más importantes inversiones a Israel, y vincular estrechamente la economia israelí con los poseedores de capitales judíos residentes en el extranjero, de tal suerte que tengan un sentimiento inmediato de responsabilidad y de participación... Ahora planificamos otra cosa: una especie de diálogo grandioso sobre la identificación de la Diáspora con Israel, en el marco de la lucha contra la asimilación por el extranjero.

La operación se ha revelado rentable, puesto que las Organizaciones judías americanas envían cada año, de media, un billón de dólares a Israel. (Estas contribuciones, consideradas como caritativas, son deducibles de la hoja de impuestos del donante, es decir que repercuten sobre el contribuyente americano, aunque ellas sirvan para respaldar el esfuerzo de guerra de Israel. Pero lo esencial llega, sin embargo, directamente del propio Estado americano, cuya ayuda se eleva a más de 3 billones de dólares al año.)

Casi la mitad de esta ayuda oficial consiste en donaciones y en préstamos que se olvidan muy deprisa El resto va añadirse a la deuda externa israelí, que tiene un crecimiento rápido, y actualmente se acerca a 20 billones de dólares es decir una media, sin precedente, de 5.000 dólares por cada habitante.

Lo esencial de esta ayuda anual lo constituyen las entregas de armamento, con las que el Congreso, cuidadoso en disimular el carácter espectacular y de evitar las críticas del público, ha previsto un modo especial de financiación en su Arm Export Control Act, de 1976.

Para medir el significado de estas cifras de financiación exterior, es necesario recordar que la ayuda del Plan Marshall, acordada de 1948 a 1954 para Europa Occidental, ascendió a 13 billones de dólares, es decir que el Estado de Israel ha recibido, para menos de 2 millones de habitantes, más de la mitad de lo que recibieron 200 millones de europeos. Es decir cien veces más, por cabeza, que los europeos.

Segundo elemento de comparación: la media de ayuda anual recibida por los países subdesarrollados durante el período 1951-1959 no ha superado los 3.164 billones de dólares mientras que Israel (en este periodo) con 1,7 millones de habitantes, recibía 400 millones, es decir que con menos de una milésima de la

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población subdesarrollada del globo, Israel recibió una décima parte del total. Dos millones de israelíes recibieron, por cabeza, cien veces más que 2 billones de habitantes del Tercer Mundo.

Siempre para hacer comparaciones claras: los 7 billones de dólares recibidos, en dieciocho años, como donativos, por Israel, representan más que el total de la renta nacional anual del trabajo del conjunto de países árabes vecinos (Egipto, Siria, Líbano, Jordania) que era, en 1965, de 6 billones.

Si sólo se tiene en cuenta la contribución americana uno se da cuenta que, de 1948 a 1967, los Estados Unidos han dado 435 dólares a cada israelí, y 36 dólares a cada árabe, o, en otras palabras, que se le ha atribuido al 2,5 % de la población el 30 % de la ayuda atribuida a los 97,5 % restantes (382).

Pero los métodos de financiación del Estado de Israel son todavía más ambiciosos: tienden a crear, a favor de este Estado, una red financiera mundial, por la que orientarían las inversiones (con ocasión, en 1967, de la primera Conferencia de Multimillonarios Judíos).

Una reciente tesis doctoral, presentada en la Universidad de París II, por Jacques Bendélac, y publicada bajo el título: Les Fonds extérieurs d'lsraël facilita sobre estos diferentes aspectos de las finanzas israelíes cifras precisas, tomadas de fuentes de toda solvencia (383).

El autor se refiere esencialmente al estudio de las relaciones entre las contribuciones de la Diáspora y la ayuda directa del Gobierno norteamericano.

Caracteriza de esta forma la evolución de estas relaciones: Si la Diáspora era hasta una fecha reciente (los años 70), el principal proveedor de capitales de Israel, la tendencia actual indica que la ayuda gubernamental americana (2 billones de dólares al año aproximadamente), rebasa ampliamente las contribuciones financieras de la Diáspora (alrededor de 900 millones de dólares por año).

Fue así como, para el ejercicio fiscal de 1980, fue autorizada la venta de un billón de dólares en armamento a beneficio de Israel. Pero, inmediatamente después de estas entregas, la mitad de dicha suma 500 millones, autorizados bajo la modalidad de préstamos era borrada y el resto iría a engrosar la deuda de Israel bilateral con el Gobierno norteamericano Una deuda para cuya amortización se beneficia de la demora de gracia para las de más de diez años. Además teniendo en cuenta la agravación constante de la situación económica de Israel desde 1973, estos reembolsos son ficticios, en la medida en que los reintegros son también compensados por una nueva ayuda anual creciente por parte de los Estados Unidos (384).

Ya, durante la agresión israelí de 1956 contra Egipto, la ayuda norteamericana en armamento era gigantesca; el sionista Michel Bar Zohar escribe: A partir del mes de junio, cantidades ingentes de armamento comenzaron a llegar a Israel, de conformidad con los términos de un pacto ultra-secreto, y estas entregas no eran conocidas ni por Washington ni por el Organismo anglo-franco-americano encargado de vigilar el

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equilibrio de fuerzas en el Oriente Medio, ni por el Quai d'Orsay, celosamente opuesto a una aproximación demasiado arriesgada con Israel, que comprometería lo que queda de los vínculos entre Francia y su clientela árabe (385).

Una segunda fuente de financiación está constituida por los Bonos del Estado de Israel, títulos en dólares, vendidos en el extranjero, pero cuyo reembolso e intereses son pagados en moneda israelí.

Estos bonos (cuyo 99,8 %, en 1951, fueron vendidos en los Estados Unidos, y todavía en 1978 un 80 %) han puesto a disposición de la economía israelí más de 5 billones de dólares (386).

Entre las donaciones y los bonos, el Estado sionista ha recibido, desde 1948 a 1982, casi 11 billones y medio de dólares (387).

Una eficacia semejante implica lo que el Sr. Bendélac llama la colusión entre el poder y el mundo de las finanzas en el movimiento sionista. Da de ello, en Francia, una ilustración sorprendente, el hecho de que en 1982:

Guy de Rothschild es Presidente del Fondo Social Judío Unificado y de la A. U.J.F.;

David es el Tesorero del F. S. J. U. y miembro francés del Consejo de Administración de la Agencia judía;

Alain ha sido Presidente del Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia y del Consistorio Israelíta Central.

Elie es Presidente del Comité ejecutivo del A.U.J.F.;

Edmond es el Presidente de la Organización Europea de los Bonos de Israel;

Finalmente Alix de Rothschild era Presidenta mundial de la Aliya de los Jóvenes (388).

Pero la dependencia es mayor aún con respecto al Gobierno norteamericano, sobre todo desde los años 70.

En el momento de la Guerra de los Seis Días, el déficit exterior alcanzaba los 700 millones de dólares, y rebasaba el billón de dólares al comienzo de los años setenta. El aporte financiero del judaísmo mundial no era suficiente para satisfacer las necesidades de capital de la economia israelí: fue preciso entonces hacer una llamada a la ayuda del Gobierno norteamericano, que otorgó en primer lugar créditos militares, antes de ampliar su ayuda al sector económico, tras la Guerra del Kippur. Este aporte de capitales del Gobierno norteamericano se tradujo en un incremento espectacular del endeudamiento exterior de Israel, que superaba los 20 billones de dólares en 1982. De esta forma, el deterioro de la ayuda financiera de la Diáspora, desde el comienzo de los años setenta, puede analizarse en relación con dos aspectos de la dependencia económica de Israel: la ayuda gubernamental americana y el peso de la deuda exterior (389).

Desde 1948, la ayuda del Gobierno norteamericano a Israel ha alcanzado casi los 18 billones de dólares, distribuidos, a partes iguales, entre préstamos y donaciones, siendo destinadas sus dos terceras partes a fines militares (390).

La aceleración de esta ayuda ha sido vertiginosa: en general inferior a 100 millones [129] de dólares hasta 1975, y de 2 billones de dólares hasta 1981. En enero de 1985 el Estado de Israel reclamó todavía 12 billones de dólares durante ocho años más.

Por lo que respecta a la deuda externa, pasó de 6 billones de dólares en 1973, a 10 billones en 1976, a 17 billones de dólares en enero de 1981, ¡lo que arroja una cita récord de 4 350 dólares por habitante!

La ayuda se incrementa con los contratos de mantenimiento, especialmente para la aviación (por ejemplo la Israel Aircraft Industries recibió contratos de fabricación de piezas para los F-4 y F-15).

Finalmente la ayuda económica conlleva facilidades concedidas a las exportaciones israelíes a los Estados Unidos, que se beneficia de tarifas preferenciales de país en vías de desarrollo mediante lo cual el 96 % de sus exportaciones (un billón de dólares) entran en los Estados Unidos libres de impuestos.

En resumen, una sola cifra es suficiente para definir el carácter del Estado sionista de Israel: el total de la ayuda oficial norteamericana que recibe, corresponde a más de 1000 dólares por habitante, es decir, como propina anadida a su renta nacional, más de tres veces la renta nacional bruta, por habitante, de Egipto y de la mayor parte de los países africanos.

El profesor Yeshayahou Leibowitz, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que escribió un gran tratado sobre La Loi de Maïmonide (391) y que dirigió, durante veinte años, la composición de la Encyclopédie hébraique, en su libro: Israël et Judaïsme. Publicado en hebreo, en Jerusalén, en 1987(y traducido al francés, por las Editions Desclée de Brouwer en 1993, poco antes de su muerte), resume así, desde el punto de vista de un judío rabioso de su fe de sionista religioso que había vivido en Palestina desde 1934, su opinión sobre el sionismo político:

Nuestro sistema está podrido desde la base (392). Y ello por dos razones:

1·- La desgracia proviene de que todo se reduce al problema de la Nación y del Estado (393). Si el Estado y la Nación son considerados como un fin en sí mismos, entonces el judaísmo es rechazable puesto que lo más importante es el Estado de Israel (394).

El nacionalismo es la destrucción de la esencia del hombre (395). El Estado de Israel no es un Estado que posea un Ejército, sino un Ejército que posee un Estado (396).

2·- La dependencia de este Estado con relación a los Estados Unidos: Entre nosotros el hundimiento total se puede producir en una noche: como consecuencia de la estupidez total que hace depender toda nuestra existencia de la ayuda económica norteamericana (397).

Los americanos no están interesados más que por la idea de mantener aquí un Ejército de mercenarios americanos con el uniforme de Tsahal (398). La fuerza del puño judío proviene del guante de acero americano que le recubre, y de los dólares que lo acolchan (399).

[131]

CONCLUSIÓN

A- Del buen uso de los mitos como etapas de la humanización del hombre

Todos los pueblos, incluso antes del descubrimiento de la escritura, han elaborado tradiciones orales, que descansan a veces en acontecimientos reales, pero que tienen el denominador común de dar una justificación a menudo poética de sus orígenes, de su organización social, de sus prácticas culturales, de las fuentes del poder de sus jefes o de los futuros proyectos de la comunidad.

Estos grandes mitos jalonan la epopeya de la humanización del hombre, expresando, por el relato de las proezas de un dios o de un ancestro legendario. Los grandes momentos del levantamiento del hombre que toma conciencia de sus poderes y de sus deberes, de su vocación a la superación de su condición presente, a través de imágenes concretas, nacidas de su experiencia o de sus esperanzas; proyecta un estado último de futuro donde se cumplirían todos sus sueños de felicidad y de salud.

Para no citar más que algunos ejemplos tomados de los diversos continentes, el Ramayana de la India nos da, a través del relato de las pruebas y las victorias de su héroe Rama y de su esposa Sita, la más elevada imagen del hombre y de la mujer, su sentido del honor, de la fidelidad a las exigencias de una vida sin tacha. El nombre mismo del héroe Rama es parecido al del Dios: Ram. La potencia del mito es tal, más allá del relato, que ha inspirado durante milenios la vida de los pueblos elevando una imagen grandiosa del hombre en el horizonte de su vida. Siglos después la versión de Valmiki, reuniendo por escrito las más bellas tradiciones orales, el poeta Tulsidas, en el siglo XV, volvió a escribir el Ramayana en función de una visión mística más profunda, el poema siempre inacabado de la ascensión humana, y cuando, al morir, Gandhi bendijo a su asesino, fue el nombre de Ram el último que salió de sus labios.

Se puede decir lo mismo del Mahabaratha, que culmina en el Bhagavad Gita, donde el príncipe Arjuna se plantea, en plena batalla de Kurukshetra, la cuestión última del sentido de la vida y de sus combates.

[132]

En otra civilización, es decir en otra concepción de las relaciones del hombre con la naturaleza, con los otros hombres y con Dios, encontramos La Ilíada, cuyas tradiciones orales populares se atribuyen a un autor que les dio forma escrita: Homero (como Valmiki para el Ramayana). Este proyecta la imagen más elevada que se puede concebir del hombre, a través, por ejemplo, del personaje de Héctor al marchar predestinado hacia la muerte como un paso inexorable para la salud de su pueblo.

De igual forma el Prometeo de Esquilo llegará a ser, más de dos milenios después, en el siglo XX, con el Prometeo Desencadenado de Shelley, el símbolo eterno de la grandeza de las luchas liberadoras, como la llamada de Antígona a las leyes no escritas cuyo eco no ha cesado de retener en la cabeza y en el corazón de todos los que pretenden vivir por encima, más alto que las escrituras, los poderes y las leyes.

Desde las grandes epopeyas iniciáticas de Africa como las del Kaydara, con las que, al hacerlas pasar de la tradición oral a la obra escrita, Hampate Ba se ha convertido en el Homero o el Valmiki de Africa, hasta los autores anónimos del éxodo de las tribus Aztecas, o como Goethe en quien maduró, durante su vida entera, Fausto, el mito de todos los deseos del siglo XIX europeo, o como Dostoievski al describir, con su novela El idiota, bajo los rasgos del príncipe Muichkine, una nueva versión de la vida de Jesús, rompedor de todos los ídolos de la vida moderna, semejante a esta otra vida de Jesús a través de las aventuras de Don Quijote, el caballero Profeta, topando sin debilitarse con todas las Instituciones de un siglo que veía nacer el reino nuevo del dinero, donde una generosidad sin temor y sin reproche no podía conducir más que a la irrisión y al fracaso.

Estos no son más que algunos ejemplos de esta Leyenda de los siglos con los que sueña una vez más la utopía de los hombres.

Su conjunto constituye la verdadera historia santa de la humanidad, la Historia de la grandeza del hombre, afirmándose, incluso a través de sus tentativas frustradas, para superar las costumbres y los poderes.

Lo que se llama La Historia, está escrita por los vencedores, los amos de los imperios, los generales devastadores de la tierra de los hombres, los saqueadores financieros de las riquezas del mundo sometiendo el genio de los grandes inventores de la ciencia y de la técnica a su obra de dominación económica o militar.

De éstos, sus vestigios nos han quedado inscritos en los monumentos de piedra, en fortalezas, en los arcos de triunfo, en los palacios, en los escritos panegíricos, en sus imágenes cinceladas en la piedra, como en Karnak, franja dibujada de las ferocidades de Ramsés, o en las memorias apologéticas de los cronistas como Guibert de Nogent, cantor de las Cruzadas, o en las memorias de los rapaces de la dominación, como la Guerra de las Galias de Julio Cesar, o el Memorial de Santa Elena donde Napoleón se vanagloria, con la pluma complaciente de Las Cases, de las hazañas por las que dejó una Francia

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más pequeña que la que él había encontrado.

Esta Historia no desdeña, de paso, poner a su servicio los mitos, encadenándolos a su carro victorioso.

B- El mito disfrazado de historia y su utilización política

La lectura de este libro, Los mitos fundacionales del Estado de Israel no debe crear ninguna confusión, ni religiosa ni política.

La crítica de la interpretación sionista de la Thora, y de los libros histó ricos (especialmente los de Josué, Samuel y los Reyes) no implica, en absoluto una infravaloración de la Biblia y lo que ella ha revelado, incluso, sobre la epopeya de la humanización y la divinización del hombre. El sacrificio de Abraham es un modelo eterno de la superación por el hombre de sus morales provisorias y de sus frágiles lógicas en el nombre de valores incondicionales que los relativizan. Lo mismo que el Exodo ha quedado como el símbolo del desarraigo de todas las servidumbres, de la llamada irresistible de Dios a la libertad.

Lo que nosotros rechazamos, es la lectura sionista, tribal y nacionalista, de estos textos, reduciendo la idea gigante de la Alianza de Dios con el hombre, con todos los hombres, y su presencia en todos, y sacando de ello la idea más maléfica de la Historia de la humanidad: la del pueblo elegido por un Dios parcial y partidista (y en consecuencia un ídolo) que justifica por adelantado todas las dominaciones, las colonizaciones y las matanzas. Como si, en el mundo, no hubiera existido más Historia Sagrada que la de los Hebreos.

De mi demostración, de la que ningún eslabón ha sido aportado sin precisar la fuente, no se desprende para nada la idea de la destrucción del Estado de Israel sino simplemente su desacralización: esta tierra, más que ninguna otra, no fue nunca prometida sino conquistada, igual que Francia, Alemania o los Estados Unidos en función de las correlaciones de fuerzas históricas de cada siglo.

No se trata de rehacer indefinidamente la Historia a canonazos, sino simplemente exigir, para todos, la aplicación de una Ley Internacional que ponga fin a las relaciones de la ley de la selva.

En el caso particular del Oriente Próximo, se trataría simplemente de aplicar las decisiones de reparto adoptadas por la O.N.U. después de la Segunda Guerra Mundial y la resolución 242, que excluye a la vez la destrucción paulatina de las fronteras de los países vecinos y la captación de sus aguas, y la evacuación de los territorios ocupados. La implantación, en las zonas ilegalmente ocupadas, de colonias protegidas por el Ejercito israelí y el armamiento de los colonos. Es la perpetuación, de hecho, de una ocupación que hace imposible una verdadera paz y una cohabitación pacífica y duradera de dos pueblos iguales e independientes, paz que estaría simbolizada por el respeto mutuo, sin pretensión a una posesión exclusiva de Jerusalén, lugar de reencuentro de las tres religiones abrahámicas.

[134]

* * *

Tampoco la crítica del mito del holocausto es una contabilidad macabra del número de víctimas. Aunque no hubiera habido más que un solo hombre perseguido por su fe o por su orígen étnico, no hubiera dejado de ser un crimen contra toda la Humanidad.

Pero la explotación política, por una nación que ni siquiera existía cuando fueron cometidos los crímenes, las cifras arbitrariamente exageradas para intentar demostrar que el sufrimiento de unos no tenía parangón con el de todos los demás, y la sacralización (por el propio léxico religioso, el de holocausto) tiende a tratar de hacer olvidar genocidios más feroces.

Los mayores beneficiarios han sido los sionistas, teniéndose por las víctimas exclusivas; creando, a pasos agigantados, un Estado de Israel, y, a pesar de los 50 millones de muertos de esa guerra, haciéndose las víctimas casi únicas del hitlerismo, y colocándose, a partir de aquí, por encima de cualquier Ley para legalizar todas sus exacciones exteriores o interiores.

* * *

No se trata, en modo alguno, de acusar de mala fe a los millones de personas honestas que han creído lo que se les ha explicado. Durante más de un milenio (desde el siglo IV al Renacimiento) los cristianos piadosos creyeron en la donación por Constantino de los Estados del Papa al Pontífice romano. La mentira reinó mil años.

Mi propia abuela vio, con sus propios ojos, como miles de personas de buena fe, elevarse una Cruz de sangre hacia el cielo en la noche del 2 de agosto de 1914. Lo creyó hasta su muerte.

El presente libro no tiene más objeto que proporcionar a todos, los elementos que les permitan juzgar los daños de una mitología sionista que, sostenida incondicionalmente por los Estados Unidos, ha engendrado ya cinco guerras y constituye, por la influencia que ejerce su lobby sobre la potencia norteamericana y por ello, sobre la opinión mundial, una amenaza permanente para la unidad del mundo y de la paz.

C - Los falsarios y la historia crítica

Finalmente, he tratado de aportar, hasta la más mínima información, la fuente y la prueba de mis afirmaciones para separarme radicalmente de todos los falsarios destinados a arrojar descrédito sobre una religión o una comunidad, y de concitar contra ella el odio y la persecución.

El modelo de este género de infamia son Los Protocolos de los Sabios de Sión, de los que, en mi libro: Palestine, terre des messages divins, he demostrado

[135]

ampliamente (400) los métodos policiales de fabricación basándome para ello en la irrefutable demostración que hizo Henri Rollin, en 1939, en L `Apocalypse de notre temps (401) que Hitler mandó destruir en 1940 porque aniquilaba uno de los instrumentos favoritos de la propaganda antijudía de los nazis (402).

Henri Rollin desenterró los dos plagios a partir de los cuales fueron fabricados los libelos por la policía del Ministro ruso del Interior, Von Plehve, a comienzos del siglo.

1·- Un panfleto escrito en Francia, en 1864, por Maurice Joly contra Napoleón III: Dialogue aux enfers entre Montesquieu et Machiavel, del que reproduce, párrafo por párrafo, todas las críticas dirigidas contra la dictadura del Emperador y que pueden ser aplicadas a cualquier política de dominación.

2·- Un ensayo dirigido, por un emigrado ruso, Ilya Tsion, contra el Ministro de Hacienda ruso, el conde de Witte, titulado: Où la dictadure de M. Witte conduit la Russie (1985) que, a su vez, era un plagio de los libelos dirigidos anteriormente, en 1789, contra el Sr. de Calonne, y que puede aplicarse a todas las vinculaciones de los Ministros de Hacienda con las Bancas Internacionales. En este caso concreto, era un ajuste de cuentas de Von Plehve contra Witte, a quien odiaba.

Daba así pie, a los sionistas y a los israelíes, para denunciar cualquier crítica de su política en el Oriente Próximo y de sus grupos de presión en el mundo, por asimilarles a este trabajo de falsificadores.

Es por lo que, con riesgo de sobrecargar y fatigar a un lector con demasiadas prisas para llegar a las conclusiones sin pasar por el trabajo, a menudo fastidioso de las pruebas, no hemos avanzado ninguna tesis sin dar sus fuentes.

* * *

Resumamos lo que la historia crítica puede decir, sin sacralizarla con unos mitos puestos al servicio de una política.

A partir de su ideología racista, Hitler, desde sus primeras manifestaciones políticas, tomó a los judíos como blanco así como a los comunistas. Sus primeros pretextos, en la lucha contra los judíos, eran por otra parte contradictorios: de una parte pretendía que la Revolución comunista de Octubre era la obra de los judíos que amenazaba a Europa con instaurar en ella el comunismo, con la complicidad judía, y desarrollaba el tema del judeo-bolchevismo, como la encarnación del comunismo mundial y, al mismo tiempo, denunciaba a los judíos como la encarnación del capitalismo mundial.

El programa del Partido Nacionalsocialista proclamaba ya: un judío no puede ser un compatriota (403).

Excluyendo con ello de la Nación alemana a algunos de sus hijos más gloriosos en todos los campos de la cultura, de la música a la ciencia, con el pretexto de que eran de religión judía, y confundiendo adrede la religión y la raza.

A partir de esta monstruosa exclusión, que reniega del poeta Heine, y expulsaba

[136]

al gigante Einstein, definía, desde 1919, en una carta del 16 de septiembre a su amigo Gemlich, lo que el llamaba ya su fin último (letzter Ziel) el alejamiento de los judíos. Este fin último permanecerá con él hasta su muerte, como la lucha contra el bolchevismo, en la que se estrellará.

Este alejamiento de los judíos, una de las constantes de su política, adoptará diversas formas según las vicisitudes de su carrera.

Desde su llegada al poder, el Ministro de Economía firmó con la Agencia Judía (sionista) el Acuerdo del 28 de agosto de 1933. Acuerdo que favorecía el traslado (Haavara en hebreo) de los judíos alemanes a Palestina (404).

Dos años más tarde, las Leyes de Nuremberg del 15 de septiembre de 1935, dieron valor legislativo a los artículos 4 y 5 del Programa del Partido, formulado en Munich el 24 de febrero de 1920, sobre la ciudadanía del Reich y la defensa de la sangre (igual que los Reyes Católicos de España lo habían hecho en el siglo XVI, bajo el pretexto de la limpieza de sangre contra los judíos y los moros), inspirándose el uno y los otros en el ejemplo de Esdrás y de Noemí en la Biblia. Estas Leyes permitían excluir a los judíos de los puestos administrativos del Estado y de los puestos rectores de la sociedad civil. Estas Leyes prohibían los matrimonios mixtos y otorgaban a los judíos el estatuto de extranjeros.

La discriminación iba pronto a llegar a ser más salvaje en 1938, con la Noche de los cristales rotos, a raíz de un pretexto.

El 7 de noviembre de 1938, el Consejero de la Embajada alemana en París Von Rath, era asesinado por un joven judío llamado Grynspan.

El suceso, orquestado por la prensa nazi, desencadenó, en la noche del 9 al 10 de noviembre, una verdadera caza al judío, el pillaje y el saqueo de sus comercios, la rotura de sus escaparates (de donde le viene el nombre de la noche de cristal)

El balance fue siniestro:

Pillaje y destrucción de 815 tiendas, 171 casas y 276 sinagogas, más otros 14 monumentos de la comunidad judía, detención de 20.000 judíos, 7 arios, 3 extranjeros, con 36 muertos y 36 heridos (405).

No se trataba de una reacción pasional del pueblo alemán, sino de un progrom organizado por el Partido nazi. Como testimonio el informe del Juez Supremo del Partido Nacionalsocialista, Walkter Buch, encargado de la investigación (406) que debía juzgar a los 174 miembros del Partido arrestados desde el 11 de noviembre por orden de Heydrich por haber organizado este progrom y haber participado en él.

Pero, entre los 174, no figuraban más que cuadros subalternos del Partido.

El Gobierno (con la excepción de Goebbels que aprobaba el crimen) y el propio Führer lo desaprobaron. Pero esto no excluye la hipótesis de directrices venidas desde lo alto. Tanto más cuanto que Goering promulgó pronto tres Decretos agravando la discriminación.

[137]

- el primero afectaría a los judíos alemanes a los que se imponía una sanción colectiva de un billón de marcos (407).

- el segundo excluía a los judíos de la vida económica alemana (408).

- el último decidía que las compañías de seguros pagarían al Estado, no al interesado judío, el reembolso de los daños causados a aquel durante la Noche de Cristal (409).

La comparación de los pretextos y los métodos para acabar con los judíos en Alemania y con los árabes en Palestina es elocuente: en 1982 un atentado se cometía en Londres contra un diplomático israelí. Los dirigentes israelíes lo atribuyeron inmediatamente a la O.L.P. e invadieron el Líbano para destruir las bases de la O.L.P., causando 20.000 muertos. Beghin y Ariel Sharon, como en otros tiempos Goebbels, tuvieron su Noche de Cristal con un número muy superior de víctimas inocentes.

La diferencia está en el pretexto del desencadenante de la invasión del Líbano proyectada por los dirigentes israelíes desde hacía mucho tiempo. El 21 de mayo de 1948 Ben Gurión escribe en su Diario:

El talón de Aquiles de la coalición en su Diario árabe, es el Líbano. La supremacía musulmana en este país es artificial y puede fácilmente ser invertida; un Estado cristiano debe ser instaurado en este país. Su frontera sur sería el río Litani (410).

El 16 de junio, el General Moshé Dayan precisó el método:

Todo lo que nos falta por encontrar, es un oficial, aunque fuera un simple capitán. Sería preciso ganarle para nuestra causa, comprarle, para que aceptase declararse como el salvador de la población maronita. Entonces, el Ejército israelí entraría en el Líbano, ocuparía los territorios donde aquel establecería un régimen cristiano aliado de Israel, y todo marcharía sobre ruedas. El territorio del sur del Líbano sería totalmente anexionado a Israel (411).

Lo que hace aún más odioso el crimen del Líbano, desde su principio mismo (dejando aparte las matanzas perpetradas ante los ojos de Sharon, y preparadas gracias a él) es el pretexto mismo que no pudo ser imputado a la O.L.P.

La Sra. Thatcher aportó ante la Cámara de los Comunes la prueba de que este crimen fue obra de un enemigo declarado de la O.L.P. Poco después de la detención de los criminales y en vista de la investigación policial, declaró: Sobre la lista de personalidades a abatir, encontrada a los autores del atentado, figuraba el nombre del responsable de la O.L.P. en Londres Esto prueba que los asesinos no tenían, como lo ha pretendido Israel, el apoyo de la O.L.P No creo que el ataque israelí sobre el Líbano sea una acción de represalia derivada de este atentado: los israelíes han encontrado en él un pretexto para reabrir las hostilidades (412).

La situación de los judíos, tras la Noche de Cristal, era cada vez más dramática. Las democracias occidentales reunieron la Conferencia de Evian en 1938, a la que acudieron 33 países (la U.R.S.S. y Checoslovaquia no estuvieron representadas; Hungría, Rumania, Polonia no enviaron más que observadores para preguntar como se podrían deshacer de sus propios judíos).

NOTAS

352. Proposición de Ley (p. 5). Informe n· 1296, anexo al atestado de la sesión del 26 de abril de 1990.
353. Diario oficial del 22 de junio de 1991, p. 3571. Debates parlamentarios, 2a sesión del 21 de junio de 1991.
354. Bernard-Henri Lévy.
L'Idéologie française. Grasset, 1981, p. 61, 92 y 125.
355. De Gaulle,
Le Monde, 9 de julio de 1990.
356. De Gaulle,
Mémoires I, p.389.
357. De Gaulle,
Mémoires I, p. 130.
358. De Gaulle,
Mémoires I, p. 107.
359. De Gaulle,
Mémoires I, p. 388, en Brazzaville.
360. De Gaulle,
Mémoires I, p. 74.
361. De Gaulle,
Mémoires I, p. 342.
362. De Gaulle,
Mémoires I, p. 394.
363. De Gaulle,
Mémoires III, p. 301.
364. De Gaulle,
Mémoires III, p. 442.
365. De Gaulle, Mémoires III, p. 494.
366.
Le Monde, miércoles 22 de septiembre de 1982, p. 2.
367. Y. Leibowitz:
Israël et Judaïsme, Desclée de Brouwer, 1993, p. 113 (capítulo sobre las fuentes del antisemitismo).
368.
Le Méridional. Lunes 14 de mayo de 1990.
369.
Var Matin magazine, del lunes 15 de abril de 1995. Artículo de los reporteros Michel Letereux y Michel Brault.
370. del mismo artículo de
Var Matin, del lunes 15 de abril de 1995.
371. Israel Shalak,
Le Racisme de l'Etat d'Israël, p. 152 y ss.
372. Los estudiantes de la Organización socialista israelí: Matzpen. P. O. Box 2234. Jerusalén.
373. Nahum Goldman
Autobiographie. Ed. Fayard, París 1969, p. 262.
374. Nahum Goldman
Autobiographie. Ed. Fayard, París 1969, p. 263.
375. Nahum Goldman
Autobiographie. Ed. Fayard, París 1969, p. 268.
376. Nahum Goldman:
Autobiographie. Ed. Fayard, París 1969, p. 272.
377. Nahum Goldman:
Autobiographie. Ed. Fayard, París 1969, p. 282.
378. Nahum Goldman:
Autobiographie. Ed. Fayard, París 1969, p. 283.
379. Nahum Goldman
Autobiographie. Ed. Fayard, París 1969, p. 286.
380. Nahum Goldman
Autobiographie. Ed. Fayard, París 1969, p. 284.
381.
The Israeli Economist de septiembre de 1967, n· 9.
382. Según las estadísticas de la O.N.U. aparecidas en
La corriente internacional de capitales a largo plazo y las donaciones públicas (1951-1959), citadas por Georges Corm en les Finances d'Israël (IPS, 1968).
383. Jacques Bendélac:
Les Fonds extérieurs d'Israël, Ed. Economic. París 1982.
384. T. Stauffer,
Christian Science Monitor, del 20 de diciembre de 1981.
385. Michel Bar Zohar:
Ben Gurion, le prophète armé, Ed. Fayard, París, 1966, Capitulo 27.
386.
State of Israel Bonds, Jerusalem-NewYork, Americ. Jewish Yearbook, 1972, p. 273; 1978, p. 205; 1980, p. 153.
387. Statistical abstract of Israel (annuel) y Bank of Israel, Annual reports.
388. Jacques Bendélac:
Les Fonds extérieurs d'Israël, p. 76.
389. Jacques Bendélac:
Les Fonds extérieurs d'Israël, p. 79
390. Hasta 1977:
Trésor, Division des échanges extérieurs. De 1978 a 1981. Embajada de los Estados Unidos
(Tel-Aviv).
391. Yeshayahou Leibowitz,
Israël etJudaïsme. Publicado en hebreo, en Jerusalén, en 1987 y traducido al francés,
por las Editions Desclée de Brouwer en 1993.
392. Yeshayahou Leibowitz,
Israël etJudaïsme. p. 255.
393. Yeshayahou Leibowitz,
Israël etJudaïsme. p. 182.
394. Yeshayahou Leibowitz,
Israël etJudaïsme. p. 182.
395. Yeshayahou Leibowitz,
Israël etJudaïsme. p. 182.
396. Yeshayahou Leibowitz,
Israël etJudaïsme. p. 31.
397. Yeshayahou Leibowitz,
Israël etJudaïsme. p. 225.
398. Yeshayahou Leibowitz,
Israël etJudaïsme. p. 226.
399. Yeshayahou Leibowitz,
Israël etJudaïsme. p. 253.
400. Roger Garaudy,
Palestine, terre des messages divins, p. 206 a 214.
401. Henri Rollin,
L'Apocalypse de notre temps, Gallimard 1939.
402. Reedición, Allia 1991.
403. Partido Nacionalsocialista 1708.
404. Broszat, Jacobsen, Krausnick: Anatomie des S. S. Staates, Munich. 1982. vol. II, p. 263.
405. Informe de Heydrich a Goering de fecha 11 de noviembre de 1938, Nur. T. IX p. 554. Documento reconocido como auténtico por Goering y los demás acusados.
406. Documento del Partido Nacionalsocialista (P.S.) 3063 que lleva la fecha del 13 de febrero de 1939, Nur. T.
XXXII, p. 29.
407. P. S. 1412 Reichsgesetzblatt 1938, parte I, página 1579.
408. P. S. 2875. Reichsgesetzblatt 1938, parte I, página 1580.
409. P. S. 2694. Reichsgesetzblatt 1938, página 1581.
410. Michael Bar Zohar.
Ben Gourion. Le Prophète armé. p. 139.
411.
Journal del antiguo Primer Ministro de Israel, Moshé Sharett, publicado en hebreo en 1979.
412.
International Herald Tribune, del 8 de junio de 1982.



Parte 1 I Parte 2 I Parte 3 I Parte 4 I Parte 5 I Parte 6 I Parte 7 I Parte 8


Título original: Roger Garaudy,
Les Mythes fondateurs de la politique israélienne. 2a édicion: Samiszdat Roger Garaudy, Paris, 1996.
No copyright. Reproduction libre.
© Historia XXI Ap. C. 14.243 08080 - Barcelona 1a edición: Diciembre 1997 Traducción:
José Luis Jérez Riesco. ISBN: B-84-923089-0-7 Depósito legal: B.48.721-97.

 


"Israel en tanto que estado judío constituye un peligro no sólo para sí mismo y sus habitantes sino para todos los judíos y para todos los demás pueblos y estados de Oriente Medio y de más allá de esta región."

- Prof. Israel Shahak, autor antisionista israelí.


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